Sonríes,
sonríes y lo haces sin apenas darte cuenta. Sabes que esa persona es
especial. Tu cabeza está repleta de sueños, sueños estúpidos e
incoherentes. Quieres volver a respirar con normalidad, pero todo se
queda en un intento. Aprietas la mano contra tu corazón, y cierras los
ojos con fuerza. Sonríes, sonríes como si ahora nadie pudiera verte. Te
mientes a ti misma "no, no estoy enamorada, ¿como voy a estarlo?" Pero
sabes que no es así. Y lo único que consigues es echarle de menos cuando
no está a dos centímetros de ti.
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