martes, 29 de enero de 2013


Una mujer innombrable 
huye como una gaviota 
y yo rápido seco mis botas, 
blasfemo una nota y apago el reloj. 
Que me tenga cuidado el amor, 
que le puedo cantar su canción. 

La cobardía es asunto 
de los hombres, no de los amantes. 
Los amores cobardes no llegan a amores, 
ni a historias, se quedan allí. 
Ni el recuerdo los puede salvar, 
ni el mejor orador conjugar. 

Una mujer con sombrero, 
como un cuadro del viejo Chagall, 
corrompiéndome al centro del miedo 
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar. 
Pero entonces lloraba por mí, 
y ahora lloro por verla morir.


Y, sin embargo, amor, a través de las lágrimas,
yo sabía que al fin iba a quedarme
desnudo en la ribera de la risa.

Aquí,
hoy,
digo:
siempre recordaré tu desnudez entre mis manos,
tu olor a disfrutada madera de sándalo
clavada junto al sol de la mañana;
tu risa de muchacha,
o de arroyo,
o de pájaro;
tus manos largas y amantes
como un lirio traidor a tus antiguos colores;
tu voz,
tus ojos,
lo de abarcable en ti que entre mis pasos
pensaba sostener con las palabras.
Pero ya no habrá tiempo de llorar.
ha terminado
la hora de la ceniza para mi corazón:

Hace frío sin ti,
pero se vive.

Estoy viva como fruta madura...


Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.
       
No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,        
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.
       
Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.
       
Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,        
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.
       
Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.


miércoles, 9 de enero de 2013

Odio

Odio al alcohol , si lo odio, al alcohol,
Odio al alcohol porque no puedo amarlo,
lo odio porque me quito al amigo y hermano,
y al que me ha engendrado, 
odio cuando golpea al niño y a la madre temerosa,
odio al fabricante y al sistema que se aprovecha, 
odio que hayan muertos en la carretera,
también lo odio por el niño explotado y abusado,
también lo odio por el infante que ha sido abandonado
por e alcoholizado, el "padre" que se va con la amante
a perderse en la embriaguez de una felicidad eufórica 
odio la dependencia del joven en la copa rebozada 
que destila y desbordada en sus encantos
lo arrastra,hasta sus entrañas con las que lo destruye...
odio al alcohol porque me ha robado vivencia,
porque me quito infancia y alegría,
porque nos dejo lapidas sin huesos,
hijos y anhelos que se consumen en un sepelio,
odio al alcohol porque dejo preso al amigo, 
porque ha dejado lleno de llanto aquel cuarto 
el de la mujer golpeada, el del niño descalzo,
el del hospital en el que yacía del ebrio aquejado 
odio al alcohol porque me dejo huellas de dolor y canto,
odio al alcohol porque me ha dejado amargo el paladar del alma
odio al alcohol porque no puedo amarlo!!
MARSE